Iván Duque, Presidente de Colombia, celebró el bombardeo que el Ejército hizo a un campamento de disidentes de la antigua guerrilla de las FARC en San Vicente del Caguán. Dijo: “Anoche, gracias a esa labor estratégica, meticulosa, impecable, con todo el rigor, cayó Gildardo Cucho”. (Cucho es señalado por el gobierno colombiano como uno de los jefes de las disidencias de las FARC). Con esa información en mano, el entonces ministro de Defensa, Guillermo Botero, salió a decir, autosatisfecho, que habían “caído” 14 delincuentes.

Bastaron dos meses para que, en una sesión del Congreso de la República, el senador Roy Barreras, basado en un informe de Medicina Legal (institución estatal encargada de dirigir el sistema forense de Colombia) declarara al país que el gobierno había mantenido oculto que en la no tan impecable operación contra dicho campamento fueron asesinados ocho menores de edad.

Ante esto, varios grupos de ciudadanos, así como centrales obreras, líderes estudiantiles y, en general, la oposición al gobierno de Duque, convocaron a un paro nacional el día 21 de noviembre en las principales ciudades de Colombia.

El paro se había planeado desde hace un mes y se debe a reclamos sobre el régimen de pensiones y el salario mínimo además del incumplimiento de ciertos pactos entre el Gobierno y los estudiantes.

Sin embargo, la inevitable renuncia del ministro Botero y la ausencia de una sola declaración sobre el bombardeo por parte del presidente, han hecho que las voces a favor del paro se multipliquen, haciendo de este el punto más bajo al que ha caído el muy impopular gobierno de Iván Duque, en donde su desaprobación es de 69%.