El choque Trump-Macron por el Ejército europeo enturbia los fastos de París

Fecha: 10/11/2018 | Autor: Adylene | Categoría: Noticia

El lenguaje «franco y directo» de Donald Trump, la contestación social y política de gran calado, y los silencios significativos de Angela Merkel sobre los grandes proyectos europeos de Emmanuel Macron eclipsaron este sábado la grandilocuencia verbal del presidente francés ante la conmemoración del centenario del Armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial el 11 de noviembre de 1918.

Macron había concebido los actos conmemorativos en forma de «maratón-reconquista» de una opinión masivamente hostil: el 70% de los franceses tienen mala o muy mala opinión de su presidente.

Durante seis días, la sucesión de actos conmemorativos se convirtió en un vía crucis de penoso resultado final: polémica nacional sobre la personalidad del mariscal Philippe Pétain, héroe militar durante la Primera Guerra Mundial, pero traidor a la patria y aliado de Hitler durante la Segunda.

Macron hizo todo cuanto estuvo en su mano para evitar que Donald Trump y Vladimir Putin celebrasen una «cumbre» informal con motivo de la gran cita multinacional de este fin de semana. Evitado ese riesgo, que hubiese eclipsado, quizá, la presencia de 85 jefes de Estado y gobierno, reunidos en torno a Emmanuel Macron y su esposa, el lenguaje franco y directo del presidente de los EE. UU. comenzó dando un estacazo verbal poco diplomático al presidente francés.

«Un proyecto insultante»

Saliendo al paso del hipotético proyecto macroniano de crear un ejército europeo, Trump no dudó en responder, a través de Twitter, con una franqueza brutal: «El presidente Macron acaba de sugerir que Europa construya su propio ejército, para protegerse de los Estados Unidos, China y Rusia. Me parece un proyecto insultante. Lo que debiera hacer Europa es pagar su parte en la OTAN, que los Estados Unidos subvencionan largamente, desde hace décadas».

Macron encajó sin rechistar ese ataque frontal. Tras un encuentro de trabajo con Trump, el presidente francés insistió en que «necesitamos compartir la financiación de nuestra defensa». Alusión sin compromiso concreto a las exigencias muy precisas del presidente norteamericano, que, sonriente y dando un espaldarazo a su anfitrión en la escalerilla del Elíseo, insistió: «Lo más importante es la justicia, que la relación sea justa. Ahora Estados Unidos paga por proteger a Europa, y eso no es justo. EE.UU. debe financiar hasta cierto punto, pero hay límites [...] Deseamos ayudar, contribuir, pero hay otros países que deben echarse la mano al bolsillo para que la situación sea justa».

Apagado mal que bien el «incendio» provocado por Trump desde la escalerilla del avión a través de su cuenta en Twitter, Macron se reunió con Angela Merkel, a primera hora de la tarde del sábado en Compiègne (Oise), al norte de París, en el mismo vagón donde se firmó el Armisticio hace cien años. Se trataba de confirmar la amistosa fraternidad francoalemana, una «guinda» tradicional en todos los banquetes consagrados a la construcción política de Europa.

En esta ocasión, los silencios de la canciller alemana y las próximas elecciones europeas recordaron de manera significativa el estado empantanado de las relaciones entre Francia y Alemania.

Un saludo simbólico

Merkel volvió a dar la mano a Emmanuel Macron en el mismo lugar donde Alemania aceptó su histórica derrota hace cien años. Gesto esencial y altamente simbólico, precedido por un interminable rosario de silencios: la canciller alemana no ha reaccionado ni apoyado de ninguna manera el más reciente de los proyectos macronianos. Silencio sobre el hipotético ejército europeo, víctima de más de medio siglo de proyectos siempre fracasados. Peor: ante las próximas elecciones europeas, Macron y Merkel «militan» en proyectos rivales, si no antagónicos.

El presidente francés intenta promover un «frente progresista» que integre a diversos partidos y grupúsculos liberales o presuntamente tales, intentando romper el monopolio tradicional de conservadores y socialdemócratas en el Parlamento Europeo.

La canciller alemana, por su parte, sigue siendo una personalidad esencial en el Partido Popular Europeo (PPE), cuyo primer candidato es un discípulo más o menos fiel y conservador de Angela Merkel.

Tras tan agitada jornada, Emmanuel y Brigitte Macron recibieron a 85 jefes de Estado y gobierno en el antiguo salón comedor del Hotel de Orsay, reconvertido en Museo de Orsay. En ese hotel se hospedó temporalmente Azorín, enviado especial de ABC para cubrir un viaje real, un siglo antes de que Don Felipe y Doña Letizia realizasen el mismo viaje, con otro motivo. Otro español «presidió» esa cita: jefes de Estado y gobierno visitaron la gran exposición «Picasso Azul y Rosa».

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