Con vientos de 145 km/h, Florence dañó edificios, dejó a cientos de personas atrapadas e inundó comunidades enteras a lo largo de la costa de Carolina, en lo que podría ser sólo el comienzo de un desastre en cámara lenta.
El fenómeno, degradado a tormenta tropical, ayer tocó tierra y dejó, hasta la tarde, al menos cinco personas muertas y decenas más atrapadas en viviendas de Carolina del Norte, tras el desbordamiento de varios ríos.
Los meteorólogos advirtieron que las lluvias torrenciales, de entre 30 y 100 centímetros, provocadas por la tormenta, mientras cruza Carolina del Norte y Carolina del Sur, podrían ocasionar fuertes inundaciones tierra adentro en los próximos días.
Las primeras víctimas confirmadas fueron una mujer y su bebé, quienes murieron cuando cayó un árbol sobre su casa de Wilmington, cerca de donde Florence tocó tierra.
El padre del bebé también recibió el impacto del árbol, pero sobrevivió y fue trasladado a un centro médico.