Jesús Héctor Muñoz Escobar
Estados Unidos logró la mayor generación de empleo en 15 años, en 2014 se crearon 2.95 millones de empleos, 252,000 fueron creados en diciembre con lo que la tasa de desempleo descendió 5.6%. Sin embargo este hecho no ha sido anunciado con bombo y platillo, Thomas Pérez, Secretario de Trabajo de Estados Unidos reconoció que aún falta mucho por hacer para la que prosperidad llegue a todos por lo cual es necesario elevar el salario mínimo. Nuestro vecino del norte no es el único que tiene este problema a nivel internacional, la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) en su informe del 9 de diciembre de 2014 sobre desigualdad y crecimiento señala que la brecha entre ricos y pobres es la más alta desde hace 30 años; el 10 por ciento más rico de la población en área de la OCDE gana 9.5 veces el ingreso del 10 por ciento más pobre, en los años 1980 esta proporción era 7.1. Lastimosamente de los 34 países miembros de la OCDE, en los que solo se incluye de América Latina a México y Chile, ambos países junto con EEUU y Turquía son donde se registran los mayores niveles de desigualdad salarial.
Ante este escenario los gobiernos nacionales han puesto en el radar el tema de la desigualdad porque como es sabido, ésta acarrea problemas de delincuencia, migración pero además se ha demostrado que frena el crecimiento económico significativamente. Esto es lógico porque si la población tiene muy pocos ingresos será muy difícil que se tenga un mercado de consumo interno que dinamice la economía.
La OCDE señala que para frenar la desigualdad no solo se debe beneficiar al 10% de la población menos favorecida sino que es necesario preocuparse por el 40% de los que tienen los ingreso más reducidos, lo que abarca también a las clases medias inferiores, que corren el riesgo de no poder beneficiarse de la recuperación y del crecimiento futuro, ni aportar su contribución.
Para este organismo internacional la educación juega un papel primordial para que los menos favorecidos logren movilidad social y el desarrollo de competencias. Es por lo tanto necesario que lo más pobres logren elevar su nivel educativo y dotarlos de acceso a servicios de salud mediante políticas fiscales y de transferencia pero cuidando que esos recursos no caigan en despilfarros. La OCDE ha señalado que los estudios científicos demuestran que los países que promueven la igualdad de oportunidades para todos en una edad temprana son los que van a crecer y prosperar. También indicó que México perdió alrededor de 10 puntos porcentuales entre 1990 y 2010 debido a la elevada desigualdad del país, por lo tanto el único camino para promover un crecimiento fuerte es abatir mediante políticas públicas la desigualdad, de muy poco servirá que el Producto Interno Bruto registre aumentos porcentuales si no se ve reflejado en el bienestar de la mayoría de las familias. El reto no es solo para México sino incluso para países ricos como Estados Unidos, la desigualdad en los ingresos no beneficia a ninguna economía. Nuestro país ha dado los primeros pasos con la reforma educativa además que el programa federal Próspera fomenta el acceso a la universidad y el emprendurismo con el objeto de que los beneficiados dejen de depender de ayudas públicas.
