Aarón Irízar López

Más y mejor electricidad para todos

El Sol de México 24 de julio de 2014

  Con la aprobación de la reforma constitucional en materia energética y sus leyes secundarias, en el Senado de la República hemos dado el paso más importante de las últimas décadas, que abre la industria eléctrica y de los hidrocarburos a la participación del capital privado bajo reglas de competencia y libre concurrencia. Sin embargo, y es importante resaltarlo, los recursos del subsuelo continúan siendo propiedad de la nación, de todos los mexicanos. 

Como consecuencia de estas reformas, Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) dejan de ser organismos paraestatales y se convierten en empresas productivas del Estado, buscando mejorar la eficiencia en su operación. Ambas conservan una participación protagónica en el mercado energético, y suman la capacidad de realizar contratos con inversionistas privados que puedan aportar capital y tecnología para lograr ampliar la producción energética del país.

La Ley de la Industria Eléctrica representa una transformación integral del sector para garantizar que todas las familias mexicanas reciban un servicio de mejor calidad y a un precio menor. Se trata de un servicio público que debe ser universal, por lo que el Estado mexicano asume el compromiso de llevar energía eléctrica a cada comunidad que se encuentre en zonas rurales o zonas urbanas marginadas, y que hoy no cuentan con la posibilidad de tener luz en sus hogares y comercios.

 Esta nueva legislación busca promover el desarrollo sustentable en la industria eléctrica y garantizar su operación continua, eficiente y segura. Para ello el sector privado podrá participar en los sectores de generación y comercialización, mientras que la transmisión y distribución de la electricidad quedan en manos del Estado, pudiendo la CFE realizar contratos con terceros.

Al mismo tiempo, se establecen importantes avances para lograr el cambio paulatino de la matriz energética del país, con el objetivo de producir energías limpias y reducir las emisiones contaminantes. Para ello resulta de máxima importancia la Ley de Energía Geotérmica, también aprobada en el Senado, que promoverá el aprovechamiento de la energía térmica del subsuelo para generar energía eléctrica, siendo ésta una fuente limpia y renovable que permitirá reducir el impacto ambiental de esta actividad.

Aumentando la competitividad de la industria eléctrica mexicana se detonará el desarrollo económico a nivel local, regional y nacional, impulsando indirectamente el crecimiento de otras industrias y el desarrollo de distintas comunidades en todo el país, generando mayor cantidad de empleos mejor remunerados. 

Y, finalmente, estos cambios promueven la responsabilidad social de la industria eléctrica y la máxima transparencia en su operación. Por un lado,  los interesados en el desarrollo de proyectos de infraestructura en el sector deberán presentar una evaluación de impacto social, considerando reducir al máximo cualquier afectación que pudiera producirse para las comunidades que alberguen estos proyectos. Y, por otro lado, la ciudadanía podrá conocer el contenido de los contratos, las actividades que realicen las empresas, y toda la información de la industria eléctrica en general.

En los próximos días la Cámara de Diputados estará enriqueciendo la discusión de las leyes secundarias de la reforma energética, con miras a su aprobación. En el Senado de la República sentimos la satisfacción del deber cumplido, ya que cuando se aprueben estas leyes, todos los mexicanos estaremos recibiendo en los próximos años los beneficios de una legislación moderna, que sigue los parámetros internacionales, y que brinda mejores perspectivas a futuro. Estamos moviendo a México.

Senador de la República por el estado de Sinaloa.
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