Palabras del Dip. Antonio Astiazarán Gutiérrez, al expresar el posicionamiento del Grupo Parlamentario del PRI, en la discusión del dictamen por el que se expiden la Ley de la Industria Eléctrica y la Ley de Energí­a Geotérmica

Fecha: 22/07/2014 | Autor: Rocio Berenice Valdez Garcia | Categoría: Noticia

Palabras del Dip. Antonio Astiazarán Gutiérrez, al expresar el posicionamiento del Grupo Parlamentario del PRI, en la discusión del dictamen por el que se expiden la Ley de la Industria Eléctrica y la Ley de Energía Geotérmica, y se adicionan y reforman disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en la reunión de trabajo extraordinaria de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados, el martes 22 de julio de 2014.

 

Muy buenos días.

 

Quisiera iniciar manifestando, a nombre de los legisladores del PRI, que estamos con el Presidente de la República en este esfuerzo por hacer de nuestro país un país más competitivo.

 

Hacer de nuestro país un país más competitivo significa básicamente dos cosas: que sea más barato vivir y que sea más barato producir.

 

Por  eso celebro que haya quienes lo hagan junto conmigo, y difiero de quienes manifiestan traición a la patria. Aquí solamente son traidores a la patria los que le niegan a México la posibilidad de tener energía más limpia y más barata hacia el futuro.

 

Y es que la CFE está viviendo momentos muy críticos. Por un lado, tenemos tarifas muy altas que repercuten en el bolsillo de los mexicanos y al mismo tiempo tenemos que estas tarifas están negándole a México la posibilidad de ser un país competitivo con respecto a otros socios comerciales.

 

Es paradójico que teniendo tarifas tan altas en la industria eléctrica --y pongo el caso comparativo con Estados Unidos, tenemos 25 por ciento más altas las tarifas eléctricas-- aún así pierda dinero la Comisión Federal de Electricidad.

 

¿Por qué? Ustedes se lo preguntarán. Son muchas las razones por las cuales se pierde dinero, lo que sí quiero decirles es que tan solo el año pasado, en 2013, México le aportó de subsidios a la Comisión Federal de Electricidad, más de 85 mil millones de pesos para su operación.

 

Traemos un déficit, es un déficit que si uno tuviera que pagar la totalidad de las tarifas eléctricas en nuestro país tendríamos, además, que aportar otros 3 mil pesos para poder hacerle frente a este déficit de más de 85 mil millones de pesos que tan solo tuvimos el año pasado.

 

Pero vale la pena puntualizar algo. Esta reforma no busca, como algunos lo han querido hacer ver, que se quiere eliminar el subsidio. Por ningún motivo se va a eliminar el subsidio, lo que sí debemos tener claro es que esta realidad de 85 mil millones de pesos hace que tengamos que replantear el modelo energético en nuestro país, para hacer de nuestra industria eléctrica una industria más competitiva.

 

En la reforma constitucional aprobamos que la CFE y Pemex fueran empresas productivas del Estado, esto quiere decir que deberán generarle ingresos a la Nación, lejos de generarle una merma económica como la estamos viviendo en este momento.

 

¿Cómo hacerle, entonces? Por un lado, tenemos tarifas muy altas y, por otro, tenemos el reto de reducir las tarifas eléctricas para que al mismo tiempo pueda esto generarle ingresos al Estado mexicano. La respuesta es muy sencilla: hay que reducir los costos de la industria eléctrica.

 

¿Cómo se puede lograr la reducción de los costos de la industria eléctrica? La primera buena noticia es que estos 85 mil millones --un poco más--, son el resultado de un impuesto excesivo que se le cobra a la CFE por el llamado aprovechamiento. Para ser precisos, en 2013 fueron 46 mil millones de pesos los que provinieron –precisamente-- de este cobro del aprovechamiento.

 

Además de ser este cobro una carga financiera, también se está planteando sustituir este cobro del aprovechamiento por un impuesto, que es el Impuesto Sobre la Renta, que aplica para cualquier otra empresa en nuestro país.

 

Quitar el aprovechamiento y sustituirlo por el Impuesto Sobre la Renta nos permitiría generar un ahorro de 39 mil millones de pesos por lo que respecta a la reducción de los costos en la industria eléctrica. Suena mejor, pero no es suficiente.

 

Tenemos 39 mil millones de pesos que representan todavía un monto enorme, alrededor de 10 por ciento de los costos totales para el sector. Tenemos que ir más allá y lograr una reducción en el tamaño que sea necesario para sentar las bases de una verdadera trasformación de la industria eléctrica. Éste es el objetivo de la reforma, que se convierta en uno de los principales motores del desarrollo económico de nuestro país.

 

La reforma constitucional que aprobamos tiene importantes puntos que vale la pena precisar:

 

Primero. Se abre la competencia en materia de generación; esto nos deberá generar dos puntos que son muy importantes: acceder a energía más limpia y barata.

 

Segundo. Se fortalecen los organismos reguladores que permiten introducir incentivos a la eficiencia en la transmisión y la distribución. Tenemos que estar conscientes de que la CFE en esta nueva realidad no puede jugar ese papel de juez y parte ante una nueva realidad que tenemos en el futuro.

 

Y tercero. Un marco legal que permita que el Estado pueda formar asociaciones con el sector privado, a fin de aprovechar y sumar las fortalezas que cada uno tiene.

 

En los últimos meses, desde que inició la Reforma Constitucional, las discusiones, hemos debatido e investigado cuáles son las principales causas y los problemas que tiene el sector energético y el factor más básico que surge es que no hay competencia.

 

Si bien es cierto que en nuestro país se permite la participación de capital privado en la generación, los grandes proyectos que se tienen que planear por parte de la empresa paraestatal, es que ésta a su vez depende del Presupuesto de Egresos de la Federación. Esto ha impedido que el desarrollo de fuentes limpias que pudieran generarse la electricidad, a un bajo costo y menos contaminante se detenga.

 

El mercado eléctrico mayorista es uno de los principales puntos que contempla esta Ley de la Industria Eléctrica y el cual será clave para generar una competencia en la generación.

 

En el mercado eléctrico todos los suministradores --incluyendo a la CFE-- buscarán que sea la energía más barata, la más competitiva y disponible para cualquier generador que pueda encontrar, en este caso, un comprador para su energía, si se le ofrece a buen precio.

 

Pero además, en el régimen de certificados de energías limpias se fijarán requisitos y obligaciones a cada suministrador, para que contribuya con una proporción de fuentes de energía renovable.

 

Pero no solo debemos buscar energía más limpia y barata, también debemos administrarla mejor, porque la CFE pierda en este momento el 15 por ciento de energía que genera, lo que significa el doble de los países industrializados; y si lo comparamos con las mejores prácticas internacionales, la diferencia es todavía más acentuadas.

 

Por ejemplo, Alemania tiene pérdidas del 4.2 por ciento; Australia del 6.4; Corea del Sur del 3.9; España del 4.0 por ciento; Estados Unidos del 6.4; Japón por el 4.7 por ciento y la lista continúa. Con sólo lograr reducir las pérdidas podríamos disminuir un 10 por ciento los costos y las tarifas del sector eléctrico.

 

Para remediar estas pérdidas en las redes se plantean dos cambios que son importantes: Primero, se fortalece a la Comisión Reguladora de Energía (CRE), con facultades para regular los precios de cada segmento regulado por la industria eléctrica, como la transmisión y la distribución en el mercado mayorista para sus operaciones.

 

Uno de los beneficios de la separación de la CFE será que por primera vez se podrán ver todos los costos de operación de la empresa por segmento de operación y estos costos se podrán comparar con mejores prácticas internacionales, a las que el ciudadano podrá acceder con apertura y transparencia.

 

Así el regulador, la CRE podrá premiar con la CFE por sus mejores prácticas en materia de eficiencia y quizás, importante también, castigarla cuando no dé los resultados que merecemos los mexicanos. En cambio, este tipo de incentivos promoverá un cambio cultural en la CFE, con un nuevo enfoque en resultados.

 

El cambio de incentivos para la CFE es parte de la solución de las pérdidas pero no es suficiente, también se requieren nuevas herramientas, por ejemplo, la reforma plantea que la CFE pueda formar asociaciones y celebrar contratos con todo tipo de particulares; con estos contratos la CFE podrá compartir riesgos a la vez que adquiere mejores tecnologías, mejores prácticas de gestión y más acceso al capital de inversión.

 

Combinando estos incentivos con las herramientas veremos una reducción importante en las pérdidas.

 

Respecto al crecimiento de las redes se eliminará otra barrera que actualmente restringe la entrada de nuevos generadores y que es la dependencia de las redes de transmisión o distribución para poder entregar su producto.

 

El proyecto de ley establece que el nuevo Centro Nacional de Control de Energía, el Cenace --al que ya se han referido aquí en esta comisión-- se encargue de todo el proceso para planear las redes de transmisiones y las interconexiones de centrales eléctricas.

 

Con un tercero imparcial a cargo de estas decisiones, se asegura que todos los generadores tendrán acceso abierto y equitativo a la Red Nacional de Transmisión y a las redes generales de distribución.

 

Aunado a lo anterior se requiere un esfuerzo especial para poder complementar la electrificación en nuestro país. Por eso la reforma energética plantea la creación de un fondo del servicio universal que reunirá las mejores prácticas internacionales para lograr este propósito; más importante, contará con una fuente de fondos permanentes a través del mercado eléctrico, que sean suficientes para complementar la electrificación de aproximadamente 10 años.

 

Con estos elementos la reforma cumplirá el objetivo de traer la energía eléctrica a toda la población mexicana.

 

Por último, hay que mencionar que no cambiará lo que no cambiará. La CFE seguirá ofreciendo el servicio eléctrico bajo tarifas reguladas por el gobierno y seguirá siendo el suministrador para los usuarios tipo residencial y los usuarios tipo comercial e industrial, de tamaño pequeño y mediano. Así como los usuarios grandes que estén satisfechos con el servicio regulado.

 

Estos usuarios no tendrán que cambiar su forma de pagar o consumir electricidad y recibirán el mismo servicio que antes bajo una figura llamada suministro básico.

 

Y vale la pena repetirlo en este momento, el subsidio al suministro no se quitará.

 

No obstante, se crea una nueva figura para grandes usuarios, llamada suministro calificado, que permite a la CFE competir en igualdad de condiciones con los demás suministradores para ofrecer el servicio a estos usuarios, recuperando de esta forma a los clientes que había perdido y que se le habían ido bajo el esquema del autoabastecimiento.

 

Con lo anteriormente expuesto me gustaría concluir que el proyecto de ley de la industria eléctrica establece un nuevo diseño que permite la apertura a la inversión privada y posibilita la participación de particulares junto con la CFE en la generación de energía y a la vez otorga más flexibilidad a esta dependencia para el desarrollo de nuevos proyectos.

 

Esto permitirá una reducción importante en los costos de producción del sector eléctrico y hará posible una mayor participación en energías limpias que impactará en una reducción de las tarifas eléctricas para todos los mexicanos.

 

Es cuanto, diputado.

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