Jesús Héctor Muñoz Escobar
El sector agrícola en México enfrenta problemas añejos que frenan el impulso a la productividad, rentabilidad y competitividad que le permitan crecer y hacer frente a la apertura comercial. Además de la falta de competitividad del sector, hay un agudo deterioro de los recursos naturales y el cambio climático manifestado en sequía o heladas siniestran cada año miles de hectáreas de cultivos.
La lista de retos que enfrenta un agricultor es interminable, en muchas ocasiones tiene que lidiar con la falta de agua para las cosechas, lo que conlleva a adoptar mayor infraestructura hidroagricola. A esto se le suma la disyuntiva de encontrar los canales adecuados para comercializar el producto.
La falta de productividad y competitividad del sector agrícola se refleja en una alta dependencia alimentaria del exterior, de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en México se producen 21 millones de toneladas de maíz al año y se importan aproximadamente 10 millones de toneladas. Lo preocupante es que las proyecciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) señalan que para 2019 nuestro país será el primer mayor importador mundial de sorgo y el segundo de maíz.
Hay que aclarar que ningún país produce todo lo que consume, lo importante es que produzcan aquellos rubros estratégicos, el maíz es uno de ellos al ser el producto básico de la dieta del mexicano. La FAO señala que un país puede hablar de seguridad alimentaria cuando produce el 75% de los alimentos que consume, en estos momentos México produce 57%.
A nivel federal existe una preocupación por mejorar las condiciones de quienes viven en el medio rural y por disminuir la dependencia alimentaria del exterior. El Gobierno federal destinó para el 2014 siete mil 500 millones de pesos adicionales para este rubro en comparación con 2013, es decir, un presupuesto de 82 mil 900 millones de pesos que ejercerá la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).
Asimismo se están realizando en todo el país foros de consulta para impulsar la modernización del campo, la propuesta es realizar una radiografía de cómo se encuentra este sector a nivel nacional.
Este es un gran acierto porque los problemas agrícolas no son los mismos en Sinaloa que en Tlaxcala o Puebla, las realidades, potencialidades y niveles de tecnificación varían en cada región y una de las críticas más agudas es querer ver que todo México es igual. Por otra parte los productores nacionales también presentan asimetrías, por un lado, hay quienes tienen un gran potencial para producir y requieren apoyo para tener nivel tecnológico más productivo, y también existen unidades de producción de autoconsumo que requieren apoyo para iniciar un proceso de reconversión productivo. La meta sexenal es clara, lograr al menos producir el 75% de lo que se consume en México para alcanzar la soberanía alimentaria. En toda nación el sector agrícola es prioritario, un claro ejemplo de ello es que países industrializados como Estados Unidos realiza proyecciones a largo plazo y presupuestos multianuales con incrementos sistemáticos que den continuidad al desarrollo del campo.
En nuestro país, existe lo más importante, el potencial para aumentar los rendimientos agrícolas o incrementar el número de hectáreas cultivables, hay países como Japón que están limitados por su pequeño territorio, ante ello la propuesta del presidente Enrique Peña Nieto de enviar una iniciativa de ley en septiembre que modernice y de viabilidad al campo mexicano.
