Aarón Irízar López Cerrar el paso a la violencia es responsabilidad de todos El Sol de México 12 de junio de 2014 En los últimos meses se ha debatido en la agenda pública el fenómeno de la violencia escolar, las diferentes formas de combatir este lamentable acto ha tenido como consecuencia la generación de leyes más punitivas, a la par de políticas públicas instrumentadas desde el Gobierno federal a través del marco de la prevención social de la violencia.
Sin embargo, pocos análisis se han detenido a abordar el tema desde la óptica de la protección de los Derechos Humanos, pues sin duda, lo que también se conoce como "bullying" atenta contra la dignidad humana y sin lugar a dudas, refleja en el fondo actos de discriminación, por el color de piel, por la condición económica, en fin, por pensar diferente. Precisamente aquí es donde debe hacerse un alto y reflexionar sobre la manera en cómo aquilatamos o no, el respeto a la otredad.
La sociología, la ciencia jurídica y la ciencia política deben conjuntarse en un análisis integral sobre el inseparable dúo de la violencia y la discriminación que se genera en las sociedades actuales que padecen fuertes presiones de homologación de patrones de vida, de comportamiento, de preferencias de consumo y hasta de pensamiento. Al mismo tiempo como un vector con la misma fuerza, pero en sentido contrario, desde las estructuras del poder se actúa en el marco de la igualdad jurídica, de la igualdad abstracta, lo cual no existe, debemos aceptar las diferencias y sobre todo respetarlas porque así nos conviene a todos.
Al paso de los siglos y posterior a los años de las colonizaciones entre continentes, todo indica que la raza humana se aferra a hacer reconocer y a hacer valer su diversidad, sus diferencias, lo cual es legítimo. Sin embargo, cuando se plantea a una comunidad adecuarse al imperio de la ley para garantizar un piso mínimo de convivencia y respeto, se generan acciones de rebeldía, pues las condiciones de equidad en las oportunidades son abismales entre lo que dicta la norma y lo que ocurre en el día a día.
Expresado así, llegamos a un punto de coincidencia con una de las autoridades contemporáneas más importantes en materia de discriminación, violencia y multiculturalismo, el filósofo francés Michel Wieviorka, quien en el marco de una entrevista expresó: "En nuestra sociedad hay un sentido muy fuerte sobre las disparidades sociales, aunque los individualismos son cada vez más fuertes; sentimos que los actores políticos no pueden escuchar las demandas de la gente...No hay nuevos modelos para seguir. Y la gente se siente perdida". Es decir, sin referentes trascendentales para el desarrollo de una sociedad como los valores del respeto, de la solidaridad, de la comprensión, de la empatía, todos aprendidos en el seno familiar, difícilmente habrá presupuesto, política pública o legislación que combata de manera eficaz el "bullying".
La violencia que se vive en la actualidad debe ser vista a través del prisma que se genera por la exclusión, la desigualdad de oportunidades, la pobreza, el desempleo y sin lugar a dudas, por la condensación de las urbes en donde los espacios de convivencia se han reducido a las calles, por no mencionar los tiempos de convivencia entre padres e hijos que se ha reducido a llevarlos a la escuela, en el mejor de los casos.
Hagamos una reflexión profunda sobre la violencia, que ataca de manera indiscriminada a niños, adolescentes, mujeres, adultos mayores y en general a las sociedades contemporáneas que padecen presiones fuertes de competencia, de individualización y atomización de prioridades. Hagamos de este doloroso tema una ventana de oportunidad para en lo particular preguntarnos, ¿Qué estamos haciendo en lo individual para cambiar la página y mirar al otro, al diferente, con los ojos del respeto, de la afinidad y de la compasión?
Este momento demanda la intervención de todos, de la sociedad organizada, de las cámaras empresariales, de las instituciones académicas y culturales y desde luego de las autoridades para unir esfuerzos por una bandera común: el respeto.
El Gobierno federal ha sumado los esfuerzos que ya venía realizando la Subsecretaría de Prevención y Participación Ciudadana de la Secretaría de Gobernación a través de 547 proyectos destinados a la infancia y la juventud con una inversión de poco más de 166.6 millones de pesos en 95 municipios del país que podrán ser evaluadas a través de las 13 mil 500 acciones concretas que se llevarán a cabo.
Caminemos juntos de la mano para enriquecer este gran esfuerzo para combatir la violencia, porque todos nos merecemos un México en paz e incluyente.
Senador de la República por el estado de Sinaloa.
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