CÉSAR CAMACHO EN EL 85 ANIVERSARIO DEL PRI

Fecha: 06/03/2014 | Autor: Rocio Berenice Valdez Garcia | Categoría: Noticia

El priismo nacional aprecia su firme decisión de mantener una franca, legítima y sana cercanía con el Partido.         Valoramos mucho y nos compromete más que exprese, sin ambages, su orgullo de ser priista.   ¡Qué bueno que esté en casa, Presidente Enrique Peña Nieto!   Construyendo acuerdos; es decir, conciliando intereses diversos y hasta opuestos, hace 85 años hubo un punto de quiebre de nuestra historia para  articular el poder fragmentado, y dar paso a la estabilidad que permitió emprender la ruta del progreso. Así nació el México contemporáneo.   El 4 de marzo de 1929 se fundó un Partido sumador, donde cupieron todos quienes tenían algo que aportar.   Ese frente amplio de participación política ofreció un sitio para la deliberación, acerca de los problemas sociales y políticos.   Con el Partido surgió una tradición, que se convirtió en cultura política de los mexicanos.   Ésta es la organización sin la cual no se podría explicar la historia del siglo XX; pero lo más importante es que está llamada a ser la más relevante de nuestro futuro. ¡Y el futuro comienza hoy!   Los gobiernos priistas recuperaron la industria petrolera, electrificaron al país entero, expandieron la educación pública y consolidaron nuestro potencial exportador; han promovido los derechos humanos y acentuado la  transparencia. Incrementaron el prestigio internacional del país y casi triplicaron la esperanza de vida   Un entramado de instituciones encauzó la proverbial creatividad de los mexicanos.   Pero sabemos que ser herederos de grandes logros, no garantiza triunfos venideros.   No somos partido estático, ni nostálgico, sino organización dinámica, con la mira puesta en el porvenir que debe ser más esperanzador.   Hace algunos años, advirtiendo el surgimiento de ese proceso de paulatina adecuación del régimen jurídico y político a una sociedad que exigía un nuevo estado de cosas; esto es, la transición democrática, el PRI, lejos de oponerse, optó por respaldarla, profundizarla y encabezarla.   Equilibrando el poder público, se modernizó nuestro sistema presidencial, se fortalecieron los poderes legislativo y judicial; estados y municipios se hicieron más robustos, y con sucesivas reformas electorales se generaron las condiciones que dieron paso a la alternancia, incluso en la Presidencia de la República.   El PRI, partido de profesionales y demócratas, afecto a la legalidad, entendió y aceptó el nuevo papel que le asignó la sociedad mexicana,  contribuimos a la  estabilidad que el país demandaba.   En el Congreso de la Unión y desde los gobiernos locales, fuimos oposición con disposición; disposición para escuchar, disposición para construir, poniendo por delante el interés superior de la Nación.   Aprovechamos la oportunidad, y nos volvimos más competitivos, nos rehicimos de afuera hacia dentro, y de abajo hacia arriba.   Con un extraordinario trabajo desplegado por la base del partido, puesta en sintonía con los ciudadanos y, subrayadamente, por un candidato excepcional que infundió entusiasmo en la militancia, restableció la confianza en la dirigencia, sembró esperanza en los electores, y que sumó millones de voluntades al gran proyecto de país, ganamos la elección.   Nuestro abanderado obtuvo más votos que nadie en nuestra historia, en la elección más vigilada, participativa y democrática, y el otrora partido hegemónico se recuperó para ganar el poder democráticamente, desde la oposición, y ahora, el Presidente de la República es Enrique Peña Nieto.   No podemos servir eficientemente a la sociedad del siglo XXI con un partido del siglo XX, por eso nos dimos a la tarea de repensar y rehacer al PRI.   Hace prácticamente un año, la asamblea de la transformación decidió hacer más sencilla nuestra vida interna y más abierto al partido; actualizamos nuestras posiciones respecto  de los grandes desafíos e impulsamos las reformas transformadoras.   Respaldando los planteamientos del Presidente Peña, el ecosistema priista, formado por senadores, diputados federales y locales, gobernadores y todos los involucrados, honramos la palabra empeñada en el Pacto por México.   Mejorar la calidad educativa, buenos servicios de telecomunicaciones, libre competencia a favor de los consumidores, cabal aprovechamiento de nuestros recursos, más eficaz procuración de  justicia, imprimir calidad a la democracia y, muy importantemente, quitar frenos que han impedido el crecimiento económico.   El México próspero y de oportunidades con el que todos soñamos.   Sabedor de que ser partido en el gobierno, no es un privilegio, sino una responsabiliada, el PRI no ha parado.   a. El MT se está movilizando como no lo había hecho en 15 años.   b. La CNOP se revitaliza para ser eficaz aliada de las nuevas organizaciones sociales.   c. Surgió la Red de Jóvenes por México, que no sólo cambia de  nombre al FJR, sino que nos acerca a la juventud.   d. Las mujeres han emprendido la transformación de fondo y forma de su organización.   e. Somos el partido más transparente segñun evaluaciones del CIDE y del IFE.   f. Hemos multiplicado nuestra presencia en redes sociales, y subimos más de cien mil lugares en el ranking mundial de páginas de Internet.   g. Estamos formando al “priismo peñiista” en la Escuela de Cuadros, los Círculos de Debate y la Maestría en Gobierno y Políticas Públicas.   h. No sólo queremos candidatos, sino muchos jóvenes y mujeres sensibles y eficaces en la tarea de servir.   En muchos frentes a la vez, el PRI quiere sorprender y se prepara, no sólo para competir sino para triunfar.   Triunfar, porque de eso depende consolidar, no un episodio de la política, sino un proyecto nacional.   Ganar para que este país que ha sido puesto en movimiento, llegue a ser el lugar donde todos puedan realizar su proyecto de vida, y ser felices. Los mexicanos lo merecen.   Señoras y señores:   Con 85 años, el nuestro es mucho más que un partido grande; es el gran partido político de México.   Partido que pondera sus valiosas experiencias; que asume sus yerros y se enorgullece de sus aciertos, que con los años ha adquirido madurez y prudencia; saber qué hacer y dejar de hacer, con una constante: hacerlo en unidad.   Unidad que no es disciplinada, ni ciega cohesión, sino acción política concertada.   Y así, concertadamente, el PRI refrenda su misión, en cuyo cumplimiento se le iría la vida si fuera necesario. Ensanchar las oportunidades y devolver la esperanza a los mexicanos.   Impulsor y realizador de la transformación, Enrique Peña Nieto no sólo será el gobernante eficaz, sino el presidente democrático en quien su partido ve a un líder, y una esperanza para México.

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