El HOMBRE DE DAVOS: SENADOR AARÓN IRÍZAR LÓPEZ

Fecha: 30/01/2014 | Autor: Rocio Berenice Valdez Garcia | Categoría: Noticia

(El Sol de México)

Hace más de una década el politólogo norteamericano Samuel Phillips Huntington acuñó la frase El Hombre de Davos para aludir a las élites globales que "tienen en poca estima a los nacionalismos, toda vez que piensan en las fronteras nacionales como obstáculos que afortunadamente están desapareciendo, y ven a los gobiernos nacionales como residuos del pasado, cuya única función es la de facilitar la operaciones globales".

En Davos, Suiza se llevó a cabo hace unos días la Cuadragésima Cuarta Reunión Anual del Foro Económico Mundial, que desde 1971 se ha consolidado como una organización internacional independiente, promotora de las buenas prácticas comerciales y competitivas, respetuosa de los derechos humanos y las libertades políticas de las sociedades democráticas contemporáneas, como México.

El presidente Enrique Peña Nieto expuso ante el foro más importante de líderes mundiales, la concreción de las reformas estructurales aprobadas por el Congreso de la Unión, que impulsarán la proyección de nuestro país como un agente estratégico para el desarrollo global. Derivado de su participación se lograron tres grandes acuerdos.

En primer lugar, el Gobierno de la República consiguió que empresas globales refrendaran su confianza en México, tal es el caso de Nestlé, CISCO Systems y PepsiCo, las cuales invertirán en un lapso de cinco años un total de 7 mil 350 millones de dólares, lo que sin duda alguna se verá reflejado en más empleos.

En segundo lugar, el Presidente Peña suscribió un Acuerdo Marco entre México y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE, con la finalidad de promover una rigurosa evaluación del impacto que tendrán las reformas transformadoras alcanzadas a lo largo de todo el sexenio, esto es, apoyará en el diseño de indicadores de medición y la debida regulación con base en las mejores prácticas internacionales.

Adicionalmente, se firmó un Memorándum de Entendimiento y Cooperación entre la empresa productiva del Estado conocida como PEMEX y la compañía petrolera rusa LUKOIL, a fin de realizar acciones conjuntas en materia de exploración y producción, responsabilidad social, medio ambiente y museografía especializada en temas energéticos.

Con cien países participantes, 2 mil 500 líderes económicos, académicos y sociales y más de 30 Jefes de Estado y Gobernantes, México logró mostrarse como la nación exitosa que estamos construyendo. Conocemos el diagnóstico del mundo actual: desigualdad económica; desempleo; crisis fiscales; cambio climático; seguridad energética; sociedades hiperconectadas y con base en ello, por primera vez desde hace una década, tenemos rumbo claro.

Es cierto que no ha sido fácil, pues este proceso de poco más de doce meses implicó un cambio de paradigma en muchas áreas, no sólo en el tema energético y la liberalización de la inversión privada, nacional y extranjera en el sector; sino en materia política y de derechos humanos, pues colocamos a la persona, al ciudadano, en el eje de las políticas públicas de cambio, es decir, nos enfocamos en eso que los estudiosos llaman, construcción de ciudadanía.

Así es el hombre de Davos, un facilitador de acuerdos a nivel mundial que busca la ruta correcta para impregnar a más personas de dos conceptos claves e irrenunciables de nuestra era: globalización y liderazgo. Así lo han entendido los centros de formación de directivos empresariales más calificados; preparan personas para ser el mejor de la industria a nivel internacional, para despachar lo mismo en Los Ángeles que en Londres o Tokio, acostumbrados siempre a la dinámica del cambio.

Está claro que la administración del Presidente Peña lo tiene muy claro, por ello ha invitado una y otra vez a conocer de fondo las reformas y participar de ésta ola reformista que tiene como fin que más mexicanos tengan historias de éxito que contar no sólo en su país, sino en el mundo.

Para la iniciativa privada es una gran ventana de oportunidad al igual que para la esfera de lo público, pues un campo competitivo nos obliga en ambos sectores a ser mejores; con más rendición de cuentas y regulaciones sólidas que brinden certeza a las actividades del ciudadano del siglo XXI.

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