En el extranjero viven millones de mexicanos, sobre todo en Estados Unido en el que radican de acuerdo a CONAPO 11 millones de connacionales, y en menores magnitudes están en Canadá, España, por mencionar unos. Muchos de esos connacionales salieron del paí­s principalmente buscando una mejor calidad de vida o empleo, que su paí­s no se les pudo ofrecer y son los que enví­an dólares a nuestro paí­s para sostener a sus familia, a través de las famosas remesas, esto ha dado argumento a algunas organizaciones de migrantes que sí­ contribuyen al desarrollo de México, y por ello se les debe conceder el derecho a votar por quien debe gobernar a México. Por lo que el derecho al voto en el extranjero fue una iniciativa que avanzó, sin embargo al ejercer este derecho ha surgido que es un tema logí­sticamente complicado por un lado, y por otro lado resulta sumamente costoso para los mexicanos.
Se dice que uno de los principales problemas, es que los lineamientos del IFE para el programa de Votos de Mexicanos Residentes en el Exterior, son demasiados rí­gidos, impidiendo que muchos puedan ejercer este derecho porque necesitan para votar su credencial del IFE, la cual no la tienen. Por ejemplo, en 2006, la primera vez que se pudo votar en el extranjero, se habí­a hecho proyecciones de que existí­an 4.2 millones de potenciales votantes en el exterior, de los cuales sólo votaron 32, 632 y a dicho programa se destinaron 270 millones de pesos. Por lo que es muy evidente que es mucho el gasto y pocos los que pueden sufragar. Para este año electoral la situación no será muy diferente, pues se registraron para votar desde el extranjero 61, 687 personas, lo que representó un aumento de solo el 8% de las solicitudes recibidas en el 2006, que fue de 56,312. Cifra que los mismos consejeros del IFE consideraron bajas, además falta revisar que las solicitudes recibidas cumplan los requisitos que establece la ley electoral para poder votar. Uno de los principales errores reconocidos por las autoridades del IFE, de ese 2006, fue que mandar por correo postal la boleta electoral, desalentaba la votación, porque los compatriotas gastaban entre 10 a 15 dólares para que dicha boleta llegara a México. Por lo que el IFE realizó convenios para que el enví­o sea gratis (dicho convenio costará 40 millones de pesos). Otra aparente mejorí­a fue reducir los montos de operación de dicho programa, al cual se destinaron 207 millones de pesos, 63 millones menos de lo gastado en 2006. De lo anterior reitero es evidente que se gasta mucho y pocos votan en el extranjero, ante este hecho se ha argumentado que la falta de registro en el Programa del Voto de Residentes en el Extranjero en este 2012, es consecuencia de que no se diagnosticaron bien las fallas en el 2006 y porque copiaron modelos de otro paí­ses sin ser bien adaptados a las caracterí­sticas del sistema electoral mexicano, además se menciona que el sistema no es flexible, pues no se permite votar en internet o en embajadas o consulados como lo hacen en otros paí­ses.
Si ya decí­amos que la democracia mexicana era de las más caras en el mundo porque cada voto tiene un costo aproximado de 350 pesos, el voto en el extranjero también resultó ser de los más caros del mundo porque si suponemos que voten los 61, 687 (que no será así­) cada voto costará 3, 355 pesos.