Senador Aarón Irizar: Armonización en la explotación de los recursos: agua y gas shale

Fecha: 23/07/2013 | Autor: Héctor Muñoz | Categoría: Noticia

  Editorial  Armonización en la explotación de los recursos: agua y gas shale El Sol de México 23 de julio de 2013   Aarón Irízar López



En nuestro país, como resultado de las expectativas en torno a la próxima presentación ante el Congreso de la reforma energética, en las últimas semanas se está empezando a debatir sobre la viabilidad de  la explotación de hidrocarburos no convencionales, colocándose de inmediato en el centro de la discusión de la agenda pública en materia de energía. Ciertamente el tema es de importancia fundamental, esencialmente debido a que conlleva profundas implicaciones en sectores que van más allá del energético.

Por ello, es que nos encontramos ante un escenario que requiere de un diagnóstico claro y de la evaluación precisa sobre las alternativas existentes para maximizar los beneficios que la explotación de fuentes no convencionales de hidrocarburos podría otorgarnos. No obstante, dicho análisis reviste una gran complejidad debido a la necesidad de valorar de manera adecuada los costos-beneficios que implica la extracción de estos hidrocarburos, principalmente por la cantidad de agua que se requiere para tal fin.  

En México, el gas shale, también conocido como gas de lutitas, es simplemente gas natural que tiene como procedencia los enquistos, que son rocas sedimentarias de grano fino, que están compuestas por arcilla, lodo y limo, las que son ricas en materia orgánica; por lo cual, éste es un recurso no convencional que ha generado un especial interés para ser aprovechado por parte del Ejecutivo Federal.

Al respecto, y con base en información de un análisis del Departamento de Energía de Estados Unidos en el que evaluó las 14 regiones, fuera de EEUU, en donde se podría encontrar dicho gas (abril de 2011), nuestro país está ubicado en el cuarto lugar  de reservas probadas. Sin embargo, para considerar su explotación, primero será necesario analizar y discutir a profundidad el marco regulatorio que sería adecuado implementar, de acuerdo a las condiciones actuales en el sector. Además se le tiene que dar una especial atención a lo que tiene que ver con el manejo de los recursos hídricos en el proceso de obtención de dicho gas, ya que su explotación ha generado profundas controversias en el mundo, debido a las posibles consecuencias ambientales que causa.

En la actualidad, el uso de nuevas tecnologías ha permitido que la extracción sea mediante la perforación horizontal (horizontal drilling) y la fractura hidráulica (hydraulic fracturing), las cuales funcionan de manera complementaria. La fractura hidráulica, también es conocida como fracking o hydrofracking, consiste en bombardear fluidos que contienen agua, arena, sustancias químicas, gases comprimidos, entre otros, a presiones suficientemente altas como para incrementar la porosidad y permeabilidad de las rocas creando fracturas artificiales para que el gas escurra hacia la superficie, y es por esto que es un proceso fuertemente criticado, ya que tiene que hacer un uso abundante de agua, además de los riesgos de contaminación que genera a los mantos acuíferos por la utilización de las sustancias químicas. 

 En lo que se refiere al uso de agua, diferentes fuentes señalan que un pozo requiere aproximadamente de entre 15 y 22.7 millones de litros para la explotación de dicho gas, lo cual resulta crítico considerando que sus cuencas principales de explotación en nuestro país se ubican en la zona norte, donde el agua es escasa y en los últimos años se ha padecido una sequía notable.

En términos generales, los recursos no convencionales detectados se encuentran principalmente en la zona norte de Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila; y se estudia la posibilidad de su existencia en Chihuahua. De acuerdo a la clasificación de la Conagua, dicha zona se localiza en la región hidrológico-administrativa VI denominada Río Bravo, la cual posee, en comparación con las doce regiones hidrológico-administrativas restantes del país: el segundo menor índice de agua renovable per cápita, el tercer menor índice de precipitación pluvial anual  y el tercer mayor número de acuíferos sobreexplotados.

Este panorama nos permite aproximarnos a la complejidad del problema: dependiendo del número de pozos que decidan explotarse, la obtención de gas natural en la región competiría por la utilización del agua con las demás actividades económicas que actualmente se llevan a cabo y, si no se generara una regulación adecuada, incluso afectaría el consumo humano de dicho líquido.

Por ello, estamos ante una decisión que requiere de un estudio profundo y especializado en un proceso de deliberación del más alto nivel; ya que  existe consenso en la idea de que México no puede mantenerse al margen de los profundos cambios que se gestan a nivel internacional en el mercado de hidrocarburos, sin embargo, también estamos conscientes de la importancia de los costos implícitos en el desarrollo de esas fuentes no convencionales.

 Nos encontramos en una disyuntiva sobre el uso eficiente  de los recursos naturales de nuestro país, y es necesario resolverla con responsabilidad, con transparencia y con sensibilidad, atendiendo a la importancia que tanto los energéticos como el agua tienen para el desarrollo de nuestra sociedad. 

Es de celebrarse que, en concordancia con los elementos anteriores, Pemex haya presentado hace unos días su Informe de Responsabilidad Social 2012, con el compromiso de avanzar en el sector energético bajo un marco de sustentabilidad. Sin embargo, queda mucho por hacer en la construcción de un marco legislativo eficiente, que permita que México avance en el desarrollo de energía, pero que otorgue a la vez seguridad y confianza a los ciudadanos en el acceso efectivo al agua, así como en el respeto pleno a nuestro medio ambiente. Por ello, y desde la responsabilidad en la que me encuentro, como Presidente de la Comisión de Recursos Hidráulicos del Senado, así como el de Vice Presidente de Globe capitulo México, trabajaré para lograr una Reforma Energética sustentable, que contenga de manera expresa una prevención de daños ambientales, por el bienestar tanto de la generación actual de mexicanos como de las futuras generaciones.

* Senador de la República por el estado de Sinaloa  

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