Jesús Héctor Muñoz Escobar

Se aproxima el dí­a 18 de marzo, dí­a de la expropiación petrolera, un acontecimiento histórico para los mexicanos, por lo que valdrí­a la pena preguntarse ¿Quién manda en PEMEX?; sin duda la industria petrolera, es un sector clave para la seguridad energética nacional y para el crecimiento económico, de esta se obtiene y se han obtenido recursos para la Federación y los estados. De hecho, Sinaloa durante los auges petroleros fue privilegiado por el gobierno federal con recursos extraordinarios por los excedentes del precio del Petróleo.
Si hablamos de cifras, la paraestatal aporta 40 por ciento del gasto público, en 2011 tuvo ventas por más de un billón 558.4 mil millones de pesos que representa 20 por ciento más que el año anterior y constituye el 90 por ciento de las divisas que obtiene el Banco de México. Pero sin duda, PEMEX, la empresa más grande de Latinoamérica ha sido muy cuestionada su administración; y aún así­ los recursos procedentes del oro negro siguen llegando a los estados, incluso en cantidades cada vez mayores. Los problemas de administración de la paraestatal, lo documenta Luis Pazos en su libro ¿Quién es dueño de PEMEX?, señalando que unos años después de haber nacionalizado esta industria, Lázaro Cárdenas se decepcionó de cómo funcionaba la paraestatal, por ciertos indicios que le metí­an ruido de cómo se manejaba esta empresa pública. Uno de los principales inconvenientes en cuanto a la administración de la industria petrolera mexicana, es que el sindicato tiene gran influencia, tan es así­ que está presente en el Consejo de Administración, el cual junto con el Director General dirigen la paraestatal. Dicho consejo está integrado por cinco representantes del sindicato; y seis funcionarios de alto nivel del gobierno, quien preside dicho consejo es el Secretario de Energí­a; y actualmente con la reforma del 2008 –propuesta por el Senador sinaloense Francisco Labastida-, se han incorporado cuatro consejeros profesionales, con el objetivo que estos brinden una visión técnica y especializada. Esta modificación al Consejo de Administración ha sido bien vista por los conocedores, pues dota a este órgano de una visión más apegada a las necesidades de la industria, restándole proporción de pasada al Sindicato; asimismo una disposición señala que el Consejo administrativo sólo sesiona si hay mayorí­a de consejeros del Estado. Es de suponer que los consejeros profesionales tomarán decisiones más benéficas para el pueblo mexicano en cuanto a la administración de la paraestatal. Cabe destacar de las funciones del dicho Consejo de PEMEX, es la aprobación de los contratos que se firman de cualquier naturaleza, y como el Sindicato está en este, pues además de cobrar cuotas sindicales no menores, tiene poder de decisión en licitaciones y asignaciones de recursos. Por lo consiguiente podemos decir, que el poder del sindicato no es sólo es velar por los intereses de sus agremiados, sino además de éste depende gran parte de viabilidad de la paraestatal y del paí­s, al tener voto para aprobar planes, proyectos y presupuestos de PEMEX.
Por lo tanto, la pregunta como dijera el investigador Luis Pazos, habrí­a que aclarar de ¿quién manda en PEMEX? La nación, el Gobierno, el sindicato o los que están atrás de ellos.

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